lunes, 3 de mayo de 2010

La Teoría de la Acción Comunicativa (Parte 2)

La función represiva.

Esta última función del marco institucional de la sociedad, implica un doble factor :

  1. La organización del poder a fin de reprimir dichas tendencias agresivas.
  2. La articulación y satisfacción de nuestras necesidades.

Esta articulación y satisfacción de las necesidades se cumplen mediante la tradición cultural.

Mediante la distinción mencionada entre trabajo e interacción, Habermas reconstruye la evolución de la sociedad desde la Edad Media hasta nuestros días.

Así tenemos, que en la sociedad tradicional (hasta la burguesía moderna), el marco institucional se legitima mediante interpretaciones míticas, religiosas y metafóricas de la realidad en su conjunto.

La pretensión de validez

En todo agente (persona) que actúa lingüísticamente, con visas a entenderse con otros, se pueden encontrar las siguientes pretensiones de validez : inteligibilidad, verdad, veracidad y rectitud.

En definitiva, el entendimiento busca un acuerdo que termine en la comprensión mutua del saber compartido, de la confianza recíproca y de la concordancia de unos con otros. Una persona ha de hacer entender, decir algo, hacerlo con credibilidad y respetando normas comunicativas vigentes.

El proceso de socialización y la identidad

La acción comunicativa, como parte de la acción social, colabora en los tres procesos que conforman la socialización:

  1. Recepción y reproducción cultural.
  2. Integración social.
  3. Desarrollo de la personalidad y de la identidad personal.

Por otra parte, el individuo habita en los tres mundos, objetivo, social y subjetivo, los cuales constituyen los presupuestos ontológicos de la acción comunicativa. Pero los tres mundos se hallan recortados y sobrepasados por un ámbito superior más general y básico que abarca el conjunto de situaciones de la realidad de cada uno : el mundo de la vida. El constituye el horizonte cognitivo y marco fundamental desde el que el individuo accede a los distintos ámbitos de la realidad; es el marco y lugar donde se realiza la acción comunicativa.

De la multitud de conceptos de acción, empleados en teoría sociológica, Habermas, los reduce a cuatro:

El concepto de acción teleológica que ocupa el centro de la teoría filosófica de acción desde la época de Aristóteles. El actor realiza un fin o hace que se produzca el estado de cosas deseado.

El concepto de acción regulada por normas se refiere no al comportamiento de un actor en principio solitario que se topa en su entorno con otros actores, sino a los miembros de un grupo social que orientan su acción por valores comunes.

El concepto de acción dramatúrgica, no hace referencia ni a un actor solitario ni al miembro de un grupo social. El actor transmite en su público determinada imagen o impresión de sí mismo al poner de manifiesto lo que desea, es decir, su propia subjetividad.

Finalmente, el concepto de acción comunicativa se refiere a la interacción de a lo menos dos sujetos capaces de lenguaje y de acción que (ya sea con medios verbales o con medios extraverbales) entablen una relación interpersonal.

Habermas propone un modelo que permite analizar la sociedad como dos formas de racionalidad : la racionalidad sustantiva del mundo de la vida y la racionalidad formal del sistema.

El mundo de la vida representa una perspectiva interna como el punto de vista de los sujetos que actúan sobre la sociedad.

El Sistema representa la perspectiva externa, como la estructura sistémica (la racionalidad técnica, burocratizada-weberiana, de las instituciones).

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